El inositol es indispensable para un correcto funcionamiento del organismo. Por una parte es componente fundamental de todas las membranas celulares mientras que además interviene en el transporte de las grasas desde el hígado a los tejidos y tiene un papel indispensable en la transducción de la señalización celular.
Cuando se activa la fosfolipasa C, esta a su vez hidroliza al fosfatidilinositol 4,5-bifosfato en la en la membrana lipídica, generando inositol 1, 4, 5-trifosfato (IP3), este tiene capacidad para difundir y unirse a su receptor que es un canal de calcio.
Esta modulación en la concentración de calcio citoplasmático, envuelve la regulación de numerosos procesos, como el transporte transepiteliar, aprendizaje y memoria, contracción muscular, transmisión sináptica, secreción, excitabilidad de membrana, expresión génica, división celular y la apoptosis.
Además el inositol también está implicado en muchos otros procesos en el organismo, como la regulación del crecimiento nervioso o su implicación en la formación del citoesqueleto, (ya que el fosfatidilinositol 4,5 bifostafo regula la afinidad de la prolina a la activa y facilita el montaje de la actina en los complejos profilina-actina).